Castiga al clima [Dino Rey/ One-shot]

Maldito clima que nunca está de acuerdo con el estado de ánimo de uno.
Ahora, había un sol brillante que no dejaba lugar alguno para una mísera sombra. Y lo que él quería en ese momento era lluvia.
Lluvia, porque las lágrimas que le quemaban los ojos no iban con el día de fantasía que había.
No podía creerlo. No quería creerlo. No quería creer que él había muerto.
Su padre siempre le decía que, desde el cielo, él lo estaba viendo, cuidándolo. Pero no quería que fuese así. Max quería ser él quien cuidara al rubio. Protegerlo y abrazarlo. Besarlo. Quererlo.
Pero no podía. Rex había muerto, y él no había podido hacer nada. Lo lloraba, visitaba su tumba y le llevaba flores. Ahora, era lo único que podía hacer, y lo hacía. Pero con el sol brillante como ese día, el ir al cementerio lo deprimía aún más.
Si el clima fuera una persona, lo zarandearía. Pero el clima era el clima, y no podía hacerlo. Para él, quien no estuviera triste por la muerte del rubio, era un insensible. Persona más maravillosa no pudo haber existido.
A menudo, a la noche, hablaba con las estrellas. Con su estrella. Con la estrella que él mismo había bautizado con el nombre de su amado. Hablaba con él cuando le hablaba a la estrella. Le decía todo lo que pasaba en la tierra, cuanto lo extrañaba, como el Doctor Owen lo apoyaba. Todo. Un día le había dicho una idea bastante rara que se le había ocurrido... que murió porque el mundo aún no estaba listo para una persona tan buena. Y el castaño se aferró a eso. Porque estaba seguro de que era verdad.
Esa noche también fue calurosa. Max abrió la ventana y se dirigió a la estrella, que ese día brillaba con más intensidad.
- Hazme un favor... castiga al clima- le pidió. Y al día siguiente, el clima estuvo de acuerdo con su estado de ánimo. Llovió todo el día, y para el atardecer, un arcoiris apareció.