Intento de algo malo [Dino Rey/ One-shot]

¿Por qué le costaba tanto encontrar a su príncipe azul? Todos los hombres que le habían gustado, se habían asustado de ella. Lo único que tenía era un loco paleontólogo que estaba obsesionado con casarse con ella.
Bueno, ¿Quién no lo estaría? Es decir, era bella, divertida, joven. Pero aún teniendo todas esas increíbles características, ningún hombre se fijaba en ella. Y no tenía suerte con sus compañeros de equipo. Sanders era un flacucho huesudo, y ya estaba enamorado. El doctor Z era demasiado grande para ella, y no le interesaba alguien que hacía explotar todo lo que tocaba. Y Ed, bueno, parecía una albóndiga y le faltaba carácter.
Ahora iba por la calle, analizando los hombres que caminaban. Fríos empresarios, ocupados abogados, pobres limpia zapatos. Ninguno la atraía.
¡ Y NO pensaba conformarse con poca cosa! ¡Ella merecía ser tratada como una princesa! Era una pena que no veía a nadie capaz de hacerlo, y además ser guapo.
Iba perdida en sus pensamientos, fantaseando con cosas que no podía permitirse, y sin darse cuenta, terminó en una mala calle. Cuando reaccionó, ya dos hombres la miraban con lujuria.
Intentó huir. Vaya día había elegido para dejarse el lector Alpha en la guarida.
No logró avanzar mucho. Los hombres la rodearon. Intentó ordenarles que se fueran, pero no le salió la voz. Ridículo. Podía ordenarle a un dinosaurio que estaba a punto de comérsela, pero no a unos cuantos hombres.
Se acercaron con intenciones nada santas. Se leía en las expresiones de los tipos, y en como la recorrían de arriba abajo con la mirada.
Pensó que estaba perdida. Pero una voz familiar se hizo escuchar a lo lejos.
- ¡¡Úrsula!!- volteó a ver a quien se acercaba.
- ¿Ed?
- ¡¡Te dije que no andaras por estas calles cuando te pones relleno!! Disculpen, señores, pero mi hermana no conoce muy bien la zona.- mintió empujándola para que se fuera. La mujer no se movía.
- ¿Es tu hermana?
- ¿Usa relleno?- los hombres hicieron una mueca, y se fueron. Ed había intuido qué era lo que les había llamado la atención de la peliverde. Después de todo, no se podía negar que estaba bien dotada.
Una vez que los hombres se fueron, la llevó lejos de las calles. Úrsula no reaccionó en todo el recorrido.
Ed, su compañero, su, podría decirse, amigo, la había salvado. La había ayudado. Había sido muy valiente. Esos hombres eran tres veces más altos que él, y ciertamente mejor desarrollados en cuanto a musculatura.
-Que valiente fue.- fue su pensamiento final.
Cuando volvió a tener conciencia de la realidad, estaba en una nave de la pandilla, con Ed a su lado, pendiente de su estado.
Quiso agradecerle, pero la voz no le salía.
Finalmente, de decidió por algo menos sutil, pero ciertamente con mejores resultados al final del día.
Tomó de la nuca a su compañero y lo atrajo hacia ella, besándolo con fuerza.
- Gracias por salvarme, Ed.- jadeó intentando recuperar el aire cuando se separaron.- ¿Ya te había dicho que te amo?- y se quedó dormida.
Ed sonrió.
- Yo también te amo, Úrsula.